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JCK.com.ar | El Blog de Pepe

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Después de 6 años El Gigante destrozó el Luna Park

|Honesto y Brutal|D**onde han quedado aquellos dichos, en los cuales éste **poeta fértil proclamaba a los cuatro vientos que ya se sentía un "ex músico"?? Evidentemente quedaron en el olvido, porque la puntualidad no podría ser mayor. Habían pasado, apenas, 4 minutos de las 21 horas y El Cantante ya estaba al frente del teclado central, interpretando, justamente, el tema que le dá nombre a su último disco. Y no solamente fue la puntualidad de Andrés Calamaro para salir a escena lo que tiraba por tierra esa teoría que a muchos nos apenaba. Fue fundamentalmente la pulcritud con que ha sabido este viejo lobo, llevar adelante un show que tuvo tantas sorpresas como moméntos de éxtasis... Todavía le invade a este novel cronista, la sensación de haber presenciado uno de los mejores recitales en años. Pero bajemos un cambio, serenémonos, y vayamos por partes.... Entrega, humildad, talento. Esas son las palabras que, quizás, mejor definen a los músicos de Bersuit Vergarabat, que han sido la banda que tocó junto a Calamaro. Luego de abandonar sus habituales pijamas por un cuidado elegante-sport, estos nueve músicos han sabido en todo momento jugar el papel de estrellas secundarias, para dejar al frente a un Calamaro tan intácto como en sus mejores épocas con Los Rodriguez. Promediando los primeros cuarenta y cinco minutos del show, los músicos de Bersuit abandonan el escenario. En ese momento entra caminando con un termo bajo el brazo, un mate y una guitarra en la otra mano un señor más bien bajito, panzón, y algo pelado. Se para al lado de Andrés y le ofrece un muestra de nuestra bebida nacional, quien luego de tomarlo comienza a interpretar al son de las mil guitarras de este Juanjo Dominguez cebador Como dos extraños. Pero claro, Andrés no iba a invitar a Juanjo Dominguez para hacerlo tocar un sólo tema, así que este dúo momentáneo culminó su "set" con Por una cabeza La Bersuit retorna al escenario y el show retoma su ritmo "normal", hasta que El Salmón le dice al público: .. yo tengo muchos hermanos, pero ahora voy a invitar a uno sólo de ellos.. Y fue de esta manera que Javier Calamaro se sumó para interpretar "No me nombres", un tema de su último disco en el cual canta junto a Andrés. Este fue, quizá, el primero de varios momentos emotivos, ya que luego de culminado el tema, un emocionado Javier Calamaro expresó: "..hace un rato estaba sentado allá, en la tercera fila mirándolos tocar y me emocioné. Hay veces en que uno piensa que todo está termiando, que llega el anochecer y todo termina. Pero luego al amanecer uno se dá cuenta de que nada ha terminado, sino que es el comienzo de algo nuevo..." Y cuanta razón tiene Javier, porque su hermano a pasado de un estadío de (casi) ex-músico a desparramar talento junto a su teclado como en sus mejores épocas. A esta altura del recital, este cronista creía que nada más podría sorprenderlo, pero claro, como es su costumbre, se equivocó. Porque el nuevo invitado de esta unión Calamaro-Bersuit, fue Juanse de los Ratones Paranóicos, quien puso los punteos de guitarra y la voz a un mini homenaje dedicado Norberto "Pappo" Napolitano, que incluyó dos de los temas del "Carpo": "Desconfío de la vida"y "El tren de las 16". Al terminar este "set" comenzaron a tocar "No se puede vivir del amor", y por lo bajo se escuchó: "Que bien que vendría una armónica ahora.!"...y como los deseos del público son órdenes para estos experimentados músicos, subió al escenario nada más y nada menos que Andrés Ciro Martinez de Los Piojos, para poner los acordes de armónica que faltaban. El retorno de Andrés Ciro Martinez al escenario se produjo pocos minutos más tarde, para comenzar a jugar el público, haciéndolo repetir los sonidos de su inseparable armónica, y luego cansarse y anunciar: ".. a ver si conocen esta che!...".... y el público, obviamente la conocía, porque Andrés Ciro no hizo más que entonar "El campeón tiene miedo, tiene miedo de pegar, no se quiere romper las manos porque tienen que cantar...", para que el Luna Park se "viniera abajo". Esta versión de "Alta Suciedad" fue testigo de todo lo que puede cantar un público cuando es testigo de la entrega de los músicos. Lo que siguió a esto fue una seguidilla de canciones que no hicieron más que continuar levantando de sus asientos a las personas. Y no es para menos, porque quién podría quedarse sentadito, con temas como "Mi enfermedad", "Flaca", "Paloma", o "Costumbres Argentinas"?